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POR QUÉ SÍ SOMOS UN "PAÍS DE MIERDA"

POR QUÉ SÍ SOMOS UN "PAÍS DE MIERDA"

Por: Pedro Nel Rueda

Muchos se indignaron con varios de los que publicamos, me incluyo, la frase que utilizó Cesar Augusto Londoño un día que estaba cerrando la sección deportiva del noticiero CM&. Para los que no lo recuerdan, ese día se anunció la muerte de Jaime Garzón, esa expresión de dolor, resumió lo que muchos colombianos sentían en su momento: ¿Cómo el Estado no puede mantener a sus ciudadanos vivos y más si lo habían advertido?

Ese expresión se dio por falta de justicia, el Estado debe ser transparente para todos, debe de brindar garantías para todos, los de la ciudad, los del campo, a las victimas, a los civiles, a los soldados, a los victimarios. Jaime Garzón en su momento “mamando gallo” decía que los paramilitares lo iban a matar, pero nadie le prestaba atención. Jaime, entre sus comentarios -Cesar Londoño lo confirma- la mayoría de veces decía que Colombia era un país lleno de corruptos y de ignorantes. Al final, Jaime Garzón murió de manera singular -como lo decía su canción favorita- y como si fuese dueño de una bola de cristal, describió la Colombia que hoy estamos viviendo. 

El portero del edificio Colombia reconocía la estructura social de nuestro país, una sociedad en donde importa más un partido de futbol que la realidad de la distribución de las tierras. Un país en donde quedó demostrado después del plebiscito que no se puede poner de acuerdo ni siquiera en lo fundamental. 

“Cada vez era más clara la versión de Jaime de cómo los políticos se robaban nuestra patria, los guerrilleros hacían negocio y terrorismo invocando la igualdad social, y los paramilitares pasaban cuentas de cobro arrullados por el silencio militar”.

La visión conocida por los más allegados de Garzón, entre ellos Londoño, hizo que este último, el día de la muerte de un -verdadero- gran Colombiano, dijera “País de Mierda”. Muchas llamadas a CM& hicieron que Londoño mantuviera su empleo ya que muchos Colombianos apoyaron el termino, no relacionando a Colombia como país en si, sino al Estado/Sociedad -Zoociedad- incapaz, ignorante y complaciente, del/dela cual todos somos parte.  

Aquí debemos hablar de consecuencias lógicas, debemos aceptar lo que somos como sociedad, después de los resultados populares de este año nos damos cuenta que somos una sociedad que odia, una sociedad incapaz de dejar sus intereses personales de lado para buscar los intereses comunes, los intereses de los olvidados, de los que no tienen una voz tan fuerte como la que se pregona en las urbes. En Colombia el odio, la intolerancia y el ego alcanzan puntos muy altos, tan altos que enceguecen decisiones que de por si son naturales. 

Cartagena, Colombia

Ese mismo odio se ve reflejado en otros resultados democráticos del mundo, la salida de Inglaterra de la Unión Europea no se da por un verdadero análisis de pros y contras de dicha decisión, tampoco se da con un análisis de consecuencias que incluya a todos los miembros de la sociedad, los que salen del sistema laboral (los que decidieron) y los que están entrando (los más afectados), la salida de este país se da por odio, porque somos sociedades incapaces de asumir posiciones neutras que beneficien lo común. Este resultado, junto con el plebiscito colombiano y la elección presidencial en Estados Unidos al final es una muestra de la capacidad que tiene el odio y el miedo, de como estos dos factores modifican comportamientos. 

Esa formula de miedo (+) odio nos está llevando a tomar las peores decisiones dentro de nuestras sociedades. Estamos a puertas de un gran cambio en la estructura política mundial, resultado de ser una sociedad de “mierda” incapaz de dejar el odio de un lado y traducir el miedo en oportunidades. 

Debemos reconocer nuestros componentes sociales, características que marcan nuestra forma de actuar como sociedad tanto colombiana como latina. Tanto a Colombianos (en mayor medida) como a todos los latinos nos marca una característica de “aventajados”, queremos siempre estar de primeros a como de lugar, pensamos que el “vivo vive del bobo”, damos cabida y aceptamos la corrupción siempre y cuando saquemos beneficio de ella, queremos estar de primeros en la fila así no tengamos derecho y creemos siempre tener la razón solo porque si, sin un argumento valido que lo respalde. 

Es un “Jeito” latino que aporta a los niveles diferenciados de subdesarrollo que manejamos en nuestra región, guardando las proporciones son características que se intensifican dependiendo de la historia vivida de cada país. En Colombia el lastre de la cultura narco es todavía muy marcado. Esa historia nos lleva a hoy en día analizar interacciones sociales que aún nos permiten afirmar que somos un “país de mierda”. La cultura narco nos lleva a ser superficiales, nos lleva a ignorar la situación que viven cientos de campesinos fuera de las fronteras de la urbes, nos lleva a ignorar la realidad que tienen que vivir muchos inmigrantes latinos en Estados Unidos (Mexicanos), nos lleva a preferir ver noticias de farándula sobre la construcción de una conciencia colectiva sobre la realidad de otras comunidades diferentes a las de nosotros. 

El principal error es no aceptar lo que somos, son características sociales que están ahí y que no podemos desconocer. Por el contrario debemos de reconocerlas para poder trabajar sobre ellas. Desconocer las realidades ha llevado a las sociedades a que tengan dictadores en el poder -Si se descuida Colombia el/los que siguen es el Centro (Anti)Democrático-, el ignorar la realidad y sus consecuencias ha llevado a que economías prosperas se derrumben, a que comunidades enteras sean discriminadas y asesinadas. 

Reconozcamos que todavía somos un “País de Mierda”, no nos escandalicemos cuando alguien saque a flote nuestros errores y desaciertos como sociedad, no de gratis estamos como y donde estamos. Por el contrario, sigamos construyendo una conciencia colectiva que a futuro nos lleve a que sin doble moral podamos identificar en que fallamos y en que somos buenos. Doble moral es sentirse ofendido cuando al país le llaman “País de mierda” pero al mismo tiempo, como sociedad, se incentiva la corrupción, se ignora la discriminación y se desconocen las realidades y los derechos de otros que por ser minorías no tienen la misma fuerza en su voz. Si nos ofendemos porque nos llamen “País de mierda”, construyamos para que desde la identificación de los errores seamos vistos como una sociedad diferente, es un trabajo que toma tiempo, pero que al final se verá reflejado en el progreso del país y de la región: ¿Qué tan mierda fue usted el día de hoy? 

Del Post-Conflicto y Nuestra futura Paz

DEL POST-CONFLICTO Y NUESTRA FUTURA PAZ
Por: Nel

No les voy a negar que el hecho de imaginar una Colombia es paz me llena de alegría, como colombiano se me hincha el corazón de pensar que mi país por fin alcanzará el derecho fundamental de cualquier ser humano. Me alegra pensar que ya no será etiquetado como el único país de América en estado de guerra, y me llena de orgullo pensar el hecho de que haré parte de la primera generación del post-conflicto. 

No creer en la paz es dar la posibilidad a que la guerra continue, uniéndome a los que aseguran preferir una mala paz que una buena guerra. Creo firmemente que la situación no cambiará de la noche a la mañana, entendiendo que la situación de guerra y conflicto de Colombia no es por causa de las FARC, como muchos creen, aseguro que las FARC, los grupos armados y el conflicto son la consecuencia de políticas sociales mal administradas y consecuencia de la falta de oportunidades claras para la tan variada estructura social colombiana. 

Sin embargo, también creo que el hecho de firmar una paz generará un nuevo ambiente, el declarar a Colombia como un país en paz -así sea de papel, como muchos dicen- empezará a cambiar la mentalidad, a establecer nuevas prioridades, y a poner nuevos temas sobre la mesa que podrán atacar las raíces generadoras del conflicto. El secreto estará, entre otros, en el manejo que todos los colombianos demos al post-conflicto.

Como víctima, ya perdoné. 

Como víctima de este conflicto sin sentido, yo perdono, imaginar a Colombia sin conflicto me lleva a pensar más allá, en una Colombia incluyente, una Colombia inteligente, segura, con personas que fueron capaces de ser la más felices del mundo a pesar de las condiciones que se ven/veían todos los días en los medios de comunicación. El imaginar esa Colombia futura me hace perdonar, porque prefiero seguir adelante como ciudadano de un país, que saciar mi ego pensando que las personas que le hicieron daño a familiares, conocidos y a mi mismo, están pagando con libertad, libertad que también es para mi, si dejo el odio y contribuyo al post-conflicto. Los violentos ya están pagando, en la selva ya han pagado con el hecho de no tener vida en sociedad, con el hecho de sentir que ya están acorralados. Con esto no digo que no debe haber castigo, lo debe haber, desde el marco constitucional creado para tal fin, respetando los derechos de estas personas como seres humanos, y respetando los derechos de las victimas, pero también asegurando el derecho de todos nosotros por vivir en paz, este último, siendo la premisa principal. 

El hecho de que a muchos colombianos les preocupe que la guerrilla pueda ser elegida para posiciones de representación popular deja en evidencia que entendemos que Colombia es un país que no sabe escoger a sus gobernantes, cumpliéndose la frase "El pueblo tiene los gobernantes que se merece". La invitación entonces es a que no se preocupen y que por el contrario generen espacios de conciencia para que aprendan-mos a escoger lo mejor para nuestro estado respetando el principio de la democracia y el derecho fundamental a la paz. 

Tenerle miedo a la paz es de cobardes, querer ver pagar y sufrir a quienes nos/me/te hicieron sufrir es el reflejo de corazones llenos de odio, con tintes egocéntricos que no visualizan la oportunidad que hay, querer “aportar” a la paz con solo opiniones en redes sociales es lo mismo que querer la paz y seguir sembrando minas; Colombia no cambiará con un tratado de paz en papel, el tratado de paz nos brindará un nuevo ambiente, un nuevo aire, un nuevo espacio para que con nuestro ejemplo, actitud y acciones frente al bien llamado post-conflicto generemos el verdadero cambio que nuestro país necesita.