Aún
recuerdo muchas de las cosas que me enseño, es más, la mayoría de los
conocimientos básicos de biología se los debo a ella. Recuerdo como con entrega
y dedicación, de una manera muy creativa (con palabras como mamerto, y nombres
muy raros que en ninguno de los libros de Biología que ella usaba podría
estar), con una sonrisa contagiosa, aprendí lo que sería la Mitosis, la
Meiosis, los Reinos, la Teoría de los cromosomas de Mendel, o la evolución del
hombre desde una perspectiva cristiana pero también científica.
Destacable
es, que esta mujer no obtuvo sus conocimientos de forma teórica, ni los baso
con cartones ni diplomas con nombres de Universidades llamativos, basaba su
información y sus enseñanzas en un conocimiento empírico que aún hoy respeto y
admiro. La forma como enseñaba hacia ver la Biología mucho más fácil, y su amor
por la naturaleza se veía en cada comentario y explicación que hacía en Clase. Más
allá de toda esta teoría que al final resulta pasajera, quedan aprendizajes
para la vida, enseñanzas que nos recuerdan la grandeza de Dios en la inmensidad
de la naturaleza, esta mujer me enseño el respeto por lo verde, sembré con ella
el primer árbol de mi vida, y estoy seguro del aporte que esta mujer hizo en mi
crecimiento como persona. Queda también su forma de escuchar, creo que
era la madre de todos los estudiantes del Colegio de las Américas (Colegio
donde estudie 10 años de mi vida), comprendía a los estudiantes y
verdaderamente le importaba que pasaba por nuestras cabezas, sencillamente es
un modelo de maestra escolar, que no necesito de muchos títulos ni de muchos
cartones para ser la gran Maestra y Persona que llego a ser.
Hoy
quiero hacer un homenaje a esta mujer, de esas que pasan desapercibido en la
fama, pero que queda en los corazones de muchos de los estudiantes en los que
grabo esa frase que nos hacia recordar muchas veces cuando entrabamos a sus
clases: "Sean gratos los dichos de mi boca, y la meditación de mi corazón,
delante de ti, oh Jehová, roca mía y redentor mío" -Sal. 19:14-
Hoy
Dormelina Robles de Peña deja esta tierra en cuerpo para entrar y reclamar esa
promesa del Señor, recordando las palabras de Pablo a los Filipenses "Porque
para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia", siempre tendremos
presentes esas palabras que alguna vez retumbaron en las paredes del Colegio de
las Américas y que hoy están en los corazones de todos los estudiantes que
tuvimos el privilegio de aprender con esa sonrisa. Gracias Vieja Dorme.
A
la memoria de, DORMELINA ROBLES DE PEÑA.